¿Cómo cuidar la espalda? Consejos para lucirla bonita en verano

esther palma comunicacion: como cuidar la espalda en verano

Verano es sinónimo de sol y aire libre. Estos dos elementos, que tienen indudables efectos beneficiosos, pueden igualmente afectar a nuestra piel, en toda su extensión y de manera particular a la zona de la espalda. Por ello, es aconsejable que realicemos unos cuidados de la misma antes, durante y después de la época estival.

Antes del verano debemos realizar una limpieza profunda de la piel, con el empleo de peelings abrasivos suaves, que permita eliminar la mayor cantidad de células muertas posible. De esta manera se podrá realizar una hidratación conveniente, que permitirá un bronceado, siempre con la utilización de los filtros adecuados, más uniforme y duradero.

En efecto, nuestra espalda es la zona de nuestro cuerpo más expuesta a las radiaciones solares. Cuando practicamos diversos deportes y muy especialmente la natación, una buena preparación de la piel y la utilización correcta del filtro adecuado evitará en el futuro la aparición de las lesiones lentiginiformes en forma de pecas, que no suelen ser especialmente estéticas.

Para ello es conveniente recordar las reglas de exposición solar, aplicando el filtro dos horas antes de la misma, repitiendo la aplicación cada dos horas de exposición, y muy especialmente en la zona de la espalda cada vez que salgamos del agua, el tipo de filtro para esta zona, generalmente más grasa, especialmente en su parte alta, deberá ser fluido, de fácil difusión y para facilitar su colocación en esa zona de difícil acceso aconsejamos las presentaciones en spray.

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Consejos para cuidar la espalda en verano y lucirla perfecta

Espalda bonita en verano, ¿cómo conseguirlo?

Con la exposición a los productos de conservación de las piscinas, debemos igualmente tomar medidas de protección, especialmente las personas de piel sensible.

Estos productos, indispensables por otra parte para una correcta conservación del agua, afectan a nuestra piel, creando zonas de mayor sequedad, que al ser expuestas al sol no se broncean del mismo modo que las zonas hidratadas, creando zonas de distinta coloración. Por tanto, es necesario que eliminemos los restos de agua de piscina tras haber estado en ella mediante una ducha con agua corriente y un jabón emoliente de ph lo más similar al de nuestra piel (5.5), es muy recomendable la aplicación posterior de una hidratante ligera.

Por otra parte la mayor vida al aire libre y la correcta exposición solar van a ser excelentes aliados para mejorar, llegando a la curación, las habituales imperfecciones tipo “barritos” «papulitas», etc, que suelen estar presentes durante el resto del año en las pieles con tendencia a la seborrea.

Tras el verano, si no hemos llevado el cuidado adecuado, la piel habrá sufrido el castigo de la exposición a la intemperie y deberemos realizar, nuevamente, una expoliación suave y una hidratación profunda, para abordar de la mejor forma posible las inclemencias de las estaciones venideras.

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