La exposición sobre Frida Kahlo que recientemente ha inaugurado el Museo Victoria & Albert de Londres no ha hecho más que reafirmarnos que el espíritu de la mexicana no cesará de ser fuente de inspiración para cualquier rama del diseño. En este texto no pretendemos analizar a la pintora sino a la mujer fascinada por el color, el perfume, los maquillajes, los complementos y la manera tan característica de lucir un estilo único. Sintiéndose orgullosa de sus raíces. La figura femenina que, quizás, vivió en su momento a la sombra de su marido y que con el paso de los años las tornas hicieron cambiar. Hoy en día no podríamos identificar a un artista de México más popular que Frida Kahlo. Su imagen es y será una fuente de inspiración y fascinación inagotable.
Hasta 200 artículos personales de la artistas. Todas se encontraban en su casa azul, su hogar en Coyocán, Ciudad de México, el lugar en donde se refugiaba cuando huía del amor incondicional de su vida, el pintor Diego Rivera.
Frida Kahlo, una inspiración constante en moda
Frida Kahlo fue artista, creativa, original, irreverente y revolucionaria. La pintora estaba orgullosa de sus raíces indígenas y así lo demostraba con cada uno de sus looks. Una forma de teatralidad el folklore mexicano y llevarlo a la calle como atuendo habitual. Buscaba la provocación y con ello ser el centro de atención. Una vestimenta que destacaba por su colorido y exóticos bordados que utilizaba tanto en verano como en invierno, procedente del estado de Oaxaca, pero cargada de simbolismo. Los diseños no eran escogidos al azar sino de sociedades en donde prevaleció un matriarcado. Todas eran mujeres poderosas. En su guardarropa se encontraban desde rebozos y huipiles bordados hasta el icónico traje de Tehuana, pieza preferida en su guardarropa.
Todos sus complementos estaban cargados de simbolismo. Era una forma de comunicar sus creencias, su forma de pensar, sus sentimientos, sus dolores, sueños e ideas. Collares, pulseras, anillos, aretes, diademas y tocados. Todo se llevaba al mismo tiempo y cuanto más grande, mejor. Piezas extravagantes de joyería como maxi collares llenos de color de metal o tejidos, hacían conjunto con grandes aretes. Aun así mantenía una norma para lucirlos: llevaba en su mano izquierda el reloj de su padre y en la derecha el resto de complementos. Y qué decir de las flores que lucía con estilo alrededor de sus trenzas. Este estilo hoy en día, tremendamente de tendencia, sobre todo en trajes de flamenca.
El amor incondicional de Frida Kahlo por Diego Rivera
También la época de demostrarse el amor fue para esta pareja unos adelantados en el tiempo. Con una relación nada o poco convencional, con altos y bajos, y en donde las infidelidades no faltaron, pero manteniéndose ante todo pronóstico juntos hasta el final.
La pintora conoció al que sería el amor de su vida (Diego Rivera)cuando contaba con quince años y estudiaba en la Escuela Preparatoria Nacional. Él ya era una figura consagrada. Frida Kahlo no dudó en buscar su atención utilizando todos los mecanismos que estuvieran a su alcance incluyendo, incluso, los de insultar a toda mujer que osara acercarse a su amado. Seis años más tarde la pintora lo conquistó. La pareja se casó el 21 de agosto de 1929. Estuvieron, con idas y venidas, juntos hasta la muerte de la pintora, en 1954.
Veinte años de edad les separaban. Además de sus complexiones físicas, él 1,85 metros y 135 kilos, y ella 1,55 con apenas 45 kilos de peso. Canalizó todo su su dolor y rabia, por sus accidentes y abortos, en su actividad creativa.
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